El dueño de la institución y las cuidadoras justificaron su accionar mientras que las autoridades investigan.
Un hecho aberrante conmocionó a la ciudad de Córdoba. Varios vecinos alertaron a la policía sobre gritos provenientes de un geriátrico ubicado en el barrio San Vicente.
Al llegar al lugar, los efectivos policiales se encontraron con una terrible escena: seis ancianos, de un total de 14 residentes, estaban atados en sus camas. Las cuidadoras del turno noche justificaron esta práctica asegurando que el abuelo que gritó, de 95 años, se autolesionaba y que debía ser inmovilizado para evitar “una tragedia”.
La noticia generó indignación en la comunidad y puso en el centro de la escena la falta de control en este tipo de instituciones. “El hombre se alteró y no se le puede dar nada para dormir porque tiene problemas cardíacos”, justificó Daniel Gagliardi, dueño del geriátrico, quien reconoció que sabía de la situación pero cuestionó que un vecino lo haya denunciado directamente a la policía.
“Sabemos que estaba gritando y que un vecino llamó a la Policía, que no está mal, pero me molestó que me podría haber llamado a mí y prefirió llamar al 911“, expresó el propietario del establecimiento.
Este caso pone de manifiesto la necesidad de reforzar los controles en los geriátricos y garantizar la seguridad y el bienestar de los adultos mayores. La práctica de atar a los residentes en sus camas, sin la autorización médica correspondiente, constituye un grave delito y una violación de los derechos humanos.
“Es una situación muy grave y que nos debe alertar a todos”, señaló un vecino del barrio. “Los adultos mayores necesitan ser cuidados con respeto y dignidad”.
Las autoridades ya iniciaron una investigación para determinar si el geriátrico contaba con la habilitación correspondiente y si se cumplían las normas sanitarias y de seguridad. Además, se está evaluando la situación de los demás residentes y se analiza la posibilidad de trasladarlos a otros establecimientos.
¿Qué dijo la Policía?
“Efectivamente el ruido se trataba de uno de los pacientes que había tenido un brote psicótico y había sido medicado y atado para que no se autolesionara”, explicó el comisario Ariel Aguirre, según lo que le dijeron las dos encargadas.
Por otro lado, la Policía seguró que si bien eran seis los adultos mayores amarrados, el único atado a su cama era el hombre de 95 años. Según explicaron los dueños del lugar, los otros cinco residentes se hallaban con sus pies y cinturas enlazadas para evitar que se cayeran y golpearan desde la cama.
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