El Presidente se ufanó de la eliminación de la obra pública, el recorte de fondos a las provincias y el despido de trabajadores del Estado. Insultos a la oposición y a los medios de comunicación.

Sobre los pisos de mármol del lujoso Hotel Four Seasons, en el centro porteño, desfilaron ayer ejecutivos de empresas multinacionales, magnates y funcionarios del establishment financiero. Fueron a participar de las múltiples charlas del International Economic Forum of the Americas (IEFA) y se amontaron por la tarde para escuchar la exposición de Javier Milei. En lo que fue el cierre de la jornada, el Presidente se ufanó de estar ejecutando el “mayor ajuste de la historia”, advirtió que se darán de baja 70 mil contratos de empleados públicos (en Casa Rosada lo desmienten) e insultó a la oposición aliada por no acompañar la ley Bases. “Son unos delincuentes”, los fustigó. Desde la tribuna, el empresariado lo escuchó con atención, aunque con dudas respecto a la viabilidad política del programa económico. “El año que viene vamos a hacer una elección mucho mejor de la que hicimos y a meter todas las reformas que faltan”, prometió el mandatario, que ya piensa en la campaña 2025.

Milei fue la estrella del evento y así se lo hicieron sentir. Minutos antes de su entrada estelar, los organizadores atenuaron las luces de la sala de conferencias del hotel céntrico. “Ya adecuamos la atmósfera a los requerimientos de nuestro invitado especial”, confesó la periodista Cristina Pérez, segundos antes de presentar al Presidente. Acompañado por su hermana Karina Milei –la encargada de cuidar al extremo la imagen presidencial– y del vocero Manuel Adorni, Milei ingresó al salón y fue recibido de pie y con aplausos por los asistentes.

La alocución, que en total duró un poco menos de una hora, estuvo dedicada en gran medida a cuestionar la herencia recibida –”no es para llorar”, aclaró– y enaltecer el feroz programa de ajuste. “Si algo nos quedó claro con El Jefe (por Karina), es que si verdaderamente llegábamos a ganar era porque esto estaba en una situación desastrosa”, argumentó. Como horizonte, garantizó no desviarse ni un centímetro del ajuste fiscal, afirmó que se encadenó “a la política del déficit cero como Ulises al palo mayor” y que sus ministros les “pegan tiros a las sirenas” que pretenden desorientarlos del rumbo.

En el racconto económico subrayó que hubo mucho de “licuadora” (deterioro de los ingresos frente a la inflación), pero también de “motosierra”. Sobre esto último, destacó el recorte de fondos a las provincias y se mostró “profundamente orgulloso” de haber eliminado la obra pública, a la que catalogó de una fuente de “corrupción y robo”. Fue el momento más aplaudido de la jornada.

Acto siguiente, se refirió a los despidos en el Estado. En medio de la catarata de telegramas que recibieron miles de trabajadores públicos en los últimos días, el Presidente aseguró que ya echaron a “50 mil”. Son datos que no se condicen con ningún registro oficial. “No solo eso, sino que se dieron de baja contratos. Y fíjense que se están cayendo más. Y van a caer 70 mil contratos”, agregó envalentonado.

Las palabras de Milei se dieron en un momento de máxima incertidumbre por la finalización, este 31 de marzo, de más de 70 mil contratos de empleados de la Administración Pública Nacional (APN). En Casa Rosada, indican que el recorte alcanzará a un 15/20 por ciento de ese total, aunque el número concreto recién se conocerá en los primeros días de abril. Los gremios advierten que distintos responsables de áreas filtraron que la orden fue recortar entre un 20 y 30 por ciento. “No van a poder. Hoy se multiplicaron las protestas y la conflictividad va a seguir en aumento”, manifestó el secretario general de ATE, Rodolfo Aguiar, tras el discurso presidencial.

Entre simios, orkos y farsantes

Una vez más, Milei fue contra todos. Cargó contra “los Belliboni de la vida”, que cuestionan el recorte y la licuación de los programas sociales; y “los simios” que critican la gestión porque “se quedaron sin pauta”. En su pelea con los medios de comunicación, habló de un “círculo rojo analógico”, se descargó contra quienes hablan de atraso cambiario y descartó una devaluación. “Hoy el tipo de cambio libre no muestra brecha. ¿Por qué lo voy a modificar arbitrariamente? ¿En función de qué? ¿De una cuenta hecha por economistas brutos?”, lanzó y reiteró que buscará ir hacia “un sistema de banca libre con competencia de monedas”.

A la lista de insultados sumó –una vez más– a la oposición, en particular al radicalismo y Hacemos Coalición Federal. Furioso por el rechazo a la ley Bases y al mega DNU, les endilgó no querer “ceder en sus curros”. En medio de las negociaciones con los gobernadores para acelerar un nuevo tratamiento del proyecto, volvió a descalificar a los legisladores y dividió a la dirigencia en tres: los “orkos”, “los que verdaderamente quieren el cambio” y los “farsantes”. En este último grupo, ubicó a quienes “dicen que quieren el cambio, pero son como los orkos y les da vergüenza”. “En el fondo, son la misma porquería”, resumió y, para ser más contundente, los llamó “delincuentes”.

Estamos mal, pero vamos bien

Las palabras de Milei fueron música para los oídos de los asistentes. Persistir en el “déficit cero”, encaminarse a levantar el “cepo cambiario” y avanzar en las desregulaciones económicas es lo que fueron a escuchar. Satisfechos con el rumbo de la gestión, la máxima preocupación que manifestaron fue la sustentabilidad política del ajuste.

“Si no se votan las leyes, no habrá una buena situación en el futuro”, señaló el presidente de Pan American Energy (PAE), Alejandro Bulgheroni, quien resaltó que Milei “está haciendo lo que puede” y que los “cambios van en la dirección correcta”. “Hay un gobierno que trata de construir las bases para generar inversión masiva, como acelerador del crecimiento”, añadió el exministro menemista y empresario José Luis Manzano, quien se ubicó en primera fila y pidió “más armonía” en el sistema político.

Ante las dudas por la falta de apoyo parlamentario, Milei respondió con un presagio. El mandatario vaticinó que La Libertad Avanzar tendrá una elección de medio término mejor que las presidenciales y que, con otra composición del Congreso, podrán sancionar los proyectos bloqueados. “Todas las 3.000 reformas que no hayamos podido meter ahora, las vamos a meter el 11 de diciembre de 2025”, concluyó con la esperanza de poder profundizar el ajuste.

 

Página 12









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