Frías está herida y duele. Sus hijos más ancestrales que hacen memoria no recuerdan haber sufrido un impacto natural con tanta furia. Hasta el mediodía de este domingo el escenario era muy desolador: desde las 19 del sábado, ningún servicio funciona después de que ráfagas de más de 100 km por hora destruyera todo a su paso. Cuadras enteras de postes caídos y el derribo de árboles y techos son el escenario del desastre. Al no haber energía tampoco hay agua, ni hablar de telefonía e Internet porque las antenas se han apagado.

En ese contexto el presagio no es para nada alentador y comienzan a entrar en el cálculo de las familias y comercios ¿Cuánto más podrán conservarse los alimentos?, ¿cuánto se podrá avanzar en el día antes de que nuevamente llegue la noche?.
En el medio, familias que perdieron sus pocas pertenecías, techos precarios “tragados” literalmente por vientos huracanados que, vale reafirmar, superaron los 100 kilómetros por hora.
La historia de una impensada película de terror comenzó en la tarde del sábado. El termómetro llegó a 45° a la siesta y la región se cocinaba en un horno natural.
El pronóstico había adelantado un cambio de tiempo y en los frienses esto era casi una “buena noticia” luego de una semana agobiante de temperaturas arriba de los 40°.
Hacia las 18 un frente de tormenta del noreste se acercaba mostrando una gigantesca columna de color gris oscuro en su presentación. Poco después de las 18.30 esa masa de aire rotó con dirección noroeste y desplegó su mayor potencia atravesando a Frías en diagonal desde el noroeste hasta el sudeste.

La naturaleza desplegó en ese proceso su furia por el lado de los barrios Juan y Eva Perón, 24 de Septiembre, Oeste, Parque, Centro (oeste y este) Sumampa y Eliseo Fringes, hasta salir hacia la ruta nacional 157.
A su paso las chapas volaban como cintas plateadas por encima de las viviendas y los árboles de gran porte se acostaban sobre los tendidos eléctricos para desplomarse en las calles.
Cables de todo tipo pero mayormente los pre ensamblados de energía se cortaban como endebles piolas y los postes producían un “efecto dominó” para ir cayendo sobre techos de casas o veredas, enmarañados entre ramas y chapas.
Edificios referenciales
En edificios como la escuela N° 1032 se desprendió parte de sus techos revestido en chapas, muchas ellas cayeron a más de 30 metros sobre las calles o en el patio de algún vecino cercano mientras que otras quedaron enredadas entre cables y árboles, como palmaria prueba de la despiadada furia.
El mismo cuadro era techos de confitería céntricas y hasta la imponente estructura de la nueva Terminal de Ómnibus se vio reducida a hierros retorcidos y chapas arrugadas como si fueran tiras de papel.
Todo esto fue en un lapso de poco más de 30 minutos y el combo de ferocidad climática se completaba con abundante caída de agua, granizo y un terrorífico espectáculo de rayos, relámpagos y truenos en el cielo que sembraron mucho miedo en adultos y niños.
Después vino la calma y hasta la luna se asomó a la madrugada a ver cómo había quedado de herida la “Ciudad de la Amistad”. Pero en los barrios el temor no había disminuido.
Con las primeras luces del amanecer, el nuevo día corrió el velo de la catastrófica tarde noche.
Los árboles esta vez no adornaban las calles con sus coloridas flores, porque estaban en el suelo, en muchos casos de vereda a vereda y enredados con Cables de energía, telefonía y servicios de televisión. Otros aplastando automóviles.
Personal de EDESE Frías, municipal de todas las áreas de Obras Públicas, Defensa Civil, Bomberos, policías, ambulancias del hospital, recorrieron para relevar los daños. No se reportaron víctimas, pero si muchísimas familias afectadas, especialmente las más humildes.
La tarea es enorme, se van a necesitar muchas manos para volver a recuperar Frías en medio de una gran tristeza.
Fuente: El Liberal
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