Los cardenales votan al sucesor del papa Francisco

 

Pasadas las 4 de la tarde (hora argentina) salió la primera fumata del cónclave: el humo negro indicó que todavía no hay un nuevo líder de la iglesia católica.

 

Al grito en latín de extra omnes (“todos fuera”), los cardenales se encerraron este miércoles en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor del papa Francisco en un cónclave incierto y sin claros favoritos.

Los 133 príncipes de la Iglesia quedaron aislados del mundo, sin acceso a Internet, teléfonos, televisión o la prensa, hasta que escojan un nuevo pontífice.

La feligresía mientras tendrá la mirada fija en la pequeña chimenea que emitirá en forma de humo el resultado de los escrutinios. En la plaza San Pedro, turistas y fieles ya tomaban fotografías del pequeño tubo de cobre, casi indistinguible.

Los cardenales juraron antes guardar secreto sobre el proceso y desempeñar “fielmente” el papel de pontífice si resulta electo por “disposición divina”. Con el hábito coral rojo, que rinde honor a la sangre de Cristo, pronunciaron primero el juramento juntos y luego individualmente ante el altar con la mano sobre el Evangelio.

Cómo es la elección

El italiano Pietro Parolin, el cardenal elector más antiguo según el orden de precedencia, lideró a los cardenales en la invocación latina del Espíritu Santo: “Veni, Creator Spiritus”.

La elección previsiblemente necesitará más negociaciones y varias votaciones en la Capilla Sixtina, acondicionada con varias hileras de mesones con telas marrones y rojas, sobre las cuales aparecían los nombres de cada elector.

Frente a los magníficos frescos del Juicio Final los purpurados votarán “en presencia de Dios” bajo solemne silencio.

Cada cardenal escribe el nombre de su candidato, dobla la papeleta y la coloca en un plato de plata, que se usa para depositarla en una urna ubicada frente al Juicio Final.

Las papeletas se queman en una estufa con ayuda de químicos: si no se llega a los dos tercios, el humo es negro; si hay papa, la fumata es blanca.

Si este miércoles nadie obtiene la mayoría de dos tercios requerida (al menos 89 votos) para proclamar al 267º pontífice, los cardenales votarán cuatro veces a partir del jueves: dos por la mañana y dos por la tarde.

El decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re, llamó en una misa previa al cónclave a “mantener la unidad de la Iglesia” de cara al momento “difícil, complejo y convulso” que enfrentará el futuro líder espiritual de 1400 millones de católicos.

Rosca vaticana

La Sixtina no será un espacio para discursos, debates y negociaciones que lleven a un nombre en el que estén de acuerdo los “bergoglistas”, devotos de Jorge Bergoglio, y el ala más conservadora que criticó mucho su pontificado reformista enfocado en los pobres.

Los intercambios se darán durante las comidas o reuniones en la residencia Santa Marta y otras dependencias vaticanas, donde los cardenales estarán aislados sin acceso a Internet, celular, televisor o prensa.

Las elecciones de Benedicto XVI y Francisco tomaron dos días. La mayoría de los cardenales estima máximo tres; los más pesimistas, cinco. Los purpurados, en cualquier caso, juran mantener en secreto los detalles de todo el proceso.

Francisco creó el 80 por ciento de los cardenales que participarán en el cónclave, el mayor y más internacional de la historia con prelados de unos 70 países.

Parolin figura entre los favoritos para relevar a Francisco, de quien fue su secretario de Estado por 12 años.

El diario Il Messaggero incluye además en la “galaxia de papables” al italiano Pierbattista Pizzaballa, el húngaro Peter Erdo, el esrilanqués Malcolm Ranjith y al español Ángel Fernández Artime.









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