Fernández | 05-04-2021 — 19:13:13

El colegio Agrotécnico Madre Tierra cumplió 26 años y un ex alumno le escribió una emotiva carta



«Gracias por la formación académica que contribuyó a formar un pensamiento crítico. Gracias por darme las herramientas para alcanzar mis objetivos y para comprender que quien algo quiere, algo le cuesta. Gracias por enseñarme los valores necesarios para ser una profesional competente y comprometido con la sociedad» escribió.



Un 5 de abril pero de 1995, el Colegio Agrotécnico "Madre Tierra" ó "Ashpa Mamman" (en Quichua), abría sus puertas bajo la denominación de proyecto EMETA, a cientos de estudiantes de toda la región y de otras provincias también, quienes se albergaban en el internado del Colegio, conformando una gran familia. Hoy la institución educativa cumple 26 años de formar hombres y mujeres en su propio edificio.

Un ex alumno decidió escribirle una emotiva carta que dice lo siguiente:

Fernández, Sgo del Estero 5 de Abril del 2021

Querido Colegio Madre Tierra:


Soy un ex alumno que ha pasado mucho tiempo en tus aulas, allí en esos pasillos. Seguro que te acuerdas de mí, aunque hayan transcurrido ya unos 3 años, porque sé que nos recuerdas a todos, quienes hemos crecido en tu edificio. ¿Qué, por qué te escribo? Porque no se me ocurre una forma mejor de agradecerte lo que has hecho por mí. Y perdona si no siempre fui demasiado agradecido… pero ya sabes cómo somos de adolescentes: baluartes de rebeldía, inconformismo y crítica. Siempre había algo por lo que protestar: “¿por qué tantas horas de clase?”, “¿por qué no más tiempo de recreo?”, “¿De qué me sirve aprender este tema si el día de mañana no pienso seguir esta orientación?”.

Y después de todo, aquí estoy, profundamente agradecido. Evidentemente, la familia también juega un papel muy importante, ¡pero no se debe olvidar todo el tiempo que pasamos en el colegio!
Gracias a ti aprendí que no hay un camino “estandarizado” hacia el éxito. Que el éxito no consiste necesariamente en ser un empresario rico o un reputado profesional. Que el éxito es multidimensional, camaleónico y variable. Y sobre todo, al alcance de todo aquel que lo persiga.

Existe la creencia de que hay personas “que se han hecho a sí mismas”. En una sociedad meritocrática como la nuestra, donde la cultura del esfuerzo y del omnipresente “yo” es uno de los valores predominantes, se tiende a hacer demasiado hincapié en el esfuerzo de uno mismo, lo que yo he conseguido. Voy a exponer mis argumentos, a quienes lean esta carta, de por qué creo que esto no es así.

Es verdad que el esfuerzo es importante, que el perseguir nuestros sueños no es tarea fácil, que hay tramos en los que estás solo escalando para llegar a la cima. ¿Pero has estado solo siempre? ¿Y tus padres? ¿Y tu familia? ¿Y tus maestros y profesores? ¿Y aquél profe que te dijo: “tú puedes conseguirlo”? ¿Y tus actividades de por la tarde? ¿Las clases de inglés o las reuniones de la iglesia? ¿Y todas esas personas que estuvieron contigo?

Tendemos a borrar de la foto a todos los que han estado siempre a nuestro lado una vez que hemos llegado a nuestro objetivo. ¿Cultura del esfuerzo? Sí. Pero no olvidemos que nunca estuvimos solos. Travis Hirschi, sociólogo estadounidense, esbozó una teoría en la que trataba de explicar por qué hay personas que ajustan sus comportamientos a lo que la sociedad espera de ellos, y por qué hay otras que no lo hacen. Y descubrió que cuantos más lazos tengan los individuos con otras personas o actividades que promuevan buenos valores, tanto más ajustarán su comportamiento a esos parámetros.

Pongo a Hirschi para darle respaldo científico a lo que siempre he pensado y lo que Ortega y Gasset definió: “yo soy yo y mis circunstancias”. Porque mi situación actual, de ser un profesional técnico agrónomo formado en tus aulas, cada vez más cerca de mi sueño de ser un Licenciado, se la debo sobre todo a mi familia y a mi Colegio Madre tierra. A ti, querido Colegio:

Gracias por la formación académica que contribuyó a formar un pensamiento crítico.

Gracias por darme las herramientas para alcanzar mis objetivos y para comprender que quien algo quiere, algo le cuesta.

Gracias por enseñarme los valores necesarios para ser una profesional competente y comprometido con la sociedad.

Gracias a todos y cada uno de mis profesores, por seguir con su labor aún hoy.

El fin de esta carta era para agradecerte todo esto, pero también darte ánimos para que sigas formando y educando a personas competentes y valiosas. Que no te desanimes si no reconocemos a veces tu esfuerzo, o si no agradecemos lo suficiente a nuestros profesores.

A pesar de ello, sé que siempre permanecerás incólume y digno de ser llamado el mejor colegio de nuestra ciudad de Fernández con reconocimiento provincial y nacional. Sé que continuarás tu tarea, tu propia escalada a la cima, moldeando vidas que de algún modo remarán siempre el destino de nuestra patria.

De corazón, GRACIAS. Con todo el cariño del mundo, por la formación recibida y sobre todo por los principios y valores inculcados. ¡Feliz 26 años mí querido Colegio!.

Escrrito por: Cisterna Marcelo Ezequiel (Ex alumno)



TAGS:
Aniversario
Madre Tierra






Comentá esta nota: