Fernández | 24-03-2021 — 16:22:13

Jóvenes de Fernández mantienen viva la memoria a 45 años del golpe genocida



«Como jóvenes entendemos la importancia de construir junto a otros, estamos llamados a reconstruir la noción de semejante. La individualidad hizo que el adaptarse sea una necesidad, pero el trabajo colectivo ha mejorado a las masas. Creemos firmemente que la transformación es posible cuando existe un trabajo colectivo»



Por Marcelo Cisterna - Espacio cedido a Organizaciones juveniles

Decía la psicoanalista Silvia Bleichmar, que durante la dictadura, y luego ya en democracia —en los años de convertibilidad— nos acostumbramos a convivir con la inmoralidad. Porque habíamos perdido la capacidad de creer que nuestras acciones pudieran lograr algún tipo de transformación de la realidad. De una realidad que detestamos, pero ante la cual nos sentimos imponentes.

Dejamos de confiar durante mucho tiempo en la condena moral que ejercíamos diariamente pudiera trascender de lo privado a lo público y convertirse en algún tipo de acción transformadora. Nos acostumbramos entonces a pensar que la corrupción era irresoluble y perdimos la capacidad de asombro ante ella, así como la dictadura nos hizo perder la capacidad de asombro ante la muerte. Sí, nos acostumbró a la muerte, nos hizo un tanto indiferentes ante ella.

Perdimos la capacidad de enojo ante la mentira, de desesperación ante la miseria, de horror ante la muerte por hambre de los niños, de vergüenza ante la intromisión extranjera, de angustia ante el despojo de la Nación, de dolor ante la pérdida de sus riquezas, de espanto ante la guerra. Perdimos la capacidad de reacción ante la destrucción de la educación y ante la inmigración de nuestros seres queridos, de sensibilidad ante la destrucción de la inteligencia nacional y de devastación de la cultura. Pero sobre todo perdimos el respeto por nosotros mismos. Porque una vez más nos dimos cuenta que no habíamos sido cómplices, pero sí tolerantes, y que no habíamos sido culpables, pero si responsables de la devastación sufrida por el país. La dictadura produjo una disminución del horror ante la muerte, una anestesia ante la presencia del sufrimiento del prójimo, y en particular la deconstrucción de los lazos con el semejante.

Es por eso que este 24 de Marzo, a 45 años del último golpe de Estado, como grupo de jóvenes “Kuska Llamkas” en conjunto con el Hospital Zonal de Fernández, el Equipo de asesores en salud del plan ENIA y en articulación con el Municipio local, nos unimos para recuperar la noción de bien común, sumando a las instituciones del medio para llevar a cabo la Campaña #Plantamosmemoria. Como jóvenes entendemos la importancia de construir junto a otros, estamos llamados a reconstruir la noción de semejante. La individualidad hizo que el adaptarse sea una necesidad, pero el trabajo colectivo ha mejorado a las masas. Creemos firmemente que la transformación es posible cuando existe un trabajo colectivo.

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