De acuerdo con la información ofrecida por la policía, todo comenzó cuando al pasar por las calles del barrio San José, divisaron un importante número de personas realizando fila. El portón de la vivienda había un cartel que decía "Abierto".
Al consultarles a los concurrentes qué era lo que hacían ahí, respondieron que necesitaban realizar trámites por Internet y que en ese domicilio los hacían.
Ante esto, los policías les pidieron a quienes atendían el improvisado local si contaban con autorización para realizar esas tareas y ellos respondieron que desconocían que debían contar con una. Como si todo esto fuera poco, ninguno de los dos llevaba puesto el barbijo obligatorio.