Deportes | 19-05-2014

River se consagró Campeón y desató una fiesta de locura



El Millo resolvió con facilidad su partido ante Tigre, al que venció por 5 a 0, con goles de Fernando Cavenaghi (2), Gabriel Mercado, Cristian Ledesma y Teófilo Gutiérrez. Y después gozó con su gente de los festejos en el Monumental.



Con actitud ganadora, contundencia y en un Monumental vestido de fiesta, River Plate lo hizo fácil ayer ante Quilmes y con una goleada por 5 a 0 se consagró campeón del Torneo Final.
Después de seis años, y con el dolor aún presente por haber jugado en la B Nacional, River se dio el gran gusto de sentirse el mejor equipo del fútbol argentino y le regaló una exhibición a sus hinchas, que siguió con una fiesta a toda pompa.
Fernando Cavenaghi, en dos oportunidades, Gabriel Mercado, Cristian Ledesma y el colombiano Teófilo Gutiérrez decoraron la fiesta al marcar los goles de la cómoda y contundente victoria ante un Quilmes que no se pareció en nada al combativo equipo que una semana atrás se aseguró la permanencia en Primera tras ganarle a Gimnasia y Esgrima La Plata.
Fiel a la actitud que mostró siempre como local, River fue agresivo e intenso, virtudes que le permitieron resolver rápido el partido frente a un Quilmes que parecía estar en otra frecuencia y casi no se acercó a Marcelo Barovero.
El despliegue y toque corto y preciso de Cristian Ledesma, la verticalidad de Manuel Lanzini y los desbordes de Leonel Vangioni fueron las armas futbolísticas de un River que, rápidamente, a los 10 minutos abrió el marcador.
Vangioni envió un centro desde la izquierda, Carbonero ganó de cabeza y Benítez tapó bien abajo, pero el rebote le quedó a Cavenaghi, que definió con todo el arco a su disposición.
Con la ventaja River le cedió la pelota a Quilmes pero la visita no tuvo argumentos para generar peligro, por lo que el equipo de Ramón Díaz aceleró nuevamente y logró estirar la ventaja a los 24.
Ariel Rojas ejecutó un córner desde la derecha, Maidana peinó en el primer palo y Mercado, solo sobre el segundo, apenas debió empujarla.
River dominó con tranquilidad hasta el final y a los 42 pudo haber ampliado en un mano a mano que Walter Benítez le tapó a Rojas, tras una buena asistencia de Lanzini.
El complemento
La segunda parte sirvió para que River construya una goleada inolvidable y le diera rienda suelta al festejo de los miles de hinchas que desde muy temprano colmaron el estadio.
A los 17 minutos Ledesma convirtió el gol más importante de su carrera y con un bombazo de más de 30 metros consiguió el 3 a 0, luego nuevamente Cavenaghi aprovechó una buena jugada colectiva y a los 25 marcó el cuarto, y finalmente Gutiérrez, a los 44, selló la goleada.
Quilmes nunca opuso resistencia y, con el partido definido, a un costado del campo, en el banco de suplentes, todo era emoción entre Ramón Díaz y Emiliano, su hijo y ayudante de campo.
Se abrazaron y lloraron; exteriorizaron todas las presiones contenidas a lo largo de un torneo en el que hasta se puso en duda su continuidad debido al flojo desempeño del equipo en las primeras fechas.
River celebró nuevamente a lo grande, como en sus épocas más gloriosas, y los hinchas lograron, al menos en parte, cerrar la que acaso fue la herida más grande de su rica historia.
El “dale campeón” que aturdía desde las tribunas y el comentario repetido de que “hoy River volvió a ser River”, fueron la marca registrada de la consagración





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